Massimo Calandri / Manuel Pecino / Photos courtesy 2snap /Copyright reserved
Valencia, 12 de noviembre pasado, una hora antes del comienzo de la última carrera de MotoGP de 2018. Andrea Dovizioso se encontraba en su motorhome, parecía un pequeño mimo, vestido con unas medias negras. Su mono de cuero con el número #04 lo esperaba en el suelo en una esquina de la autocaravana.
Dovi estaba de pie frente a una misteriosa máquina de la cual salían como unos cables eléctricos conectados a dos pequeñas pinzas que estaban unidas a los índices de sus manos. En una pantalla, diagramas y números verdes, y una luz roja en forma de bola que tenía que seguir con la mirada: 5 segundos de inspiración, 2 para aguantar la respiración, 5 de exhalación… Cinco minutos para encontrar la concentración que poco después le llevaría a volver a ganar, gestionando una carrera dividida en dos sesiones por causa de la lluvia.
“Uno debe conocer su propio cuerpo y mente”, afirma Dovizioso. “Hay tantas cosas acerca de nosotros que no sabemos, que no queremos explorar. Cuando crees que no puedes ir más lejos, que has dado todo y a lo mejor no fue suficiente, es el momento de seguir creciendo, elevar el nivel desde un punto de vista técnico, físico y mental”.
En el campeonato hay un poco de todo: muchos trabajan en estos aspectos, pero prefieren no decirlo, mientras que otros hacen muy poco o nada, su negocio. Yo trabajo mucho porque siempre hay margen de mejora: cada año, cada carrera, cada día “.
Andrea Dovizioso, de 32 años. Piloto. Un campeonato mundial ganado en 125 cc allá por 2004; cinco años después, una victoria en MotoGP: en Donington; y después 131 GGPP sin volver a subir a lo más alto del pódium, un pódium que sin embargo pisó en 35 ocasiones… Hasta ese clic en Malasia el 30 de octubre de 2016. Desde entonces, 11 victorias a lo largo de dos años en los que Andrea fue protagonista: el patito feo se convirtió en un cisne”.
En 2017 ganó seis carreras, jugándose el título en la última carrera; la pasada temporada en cambio… “El pasado año fui más fuerte que en 2017”, dice con convicción Dovizioso. “Hace dos temporadas fue increíble, sorprendente, y al final me dijeron: ‘no volverá a suceder’. Se equivocaron. Sí, en 2018 gané 16 puntos menos, pero subí una vez más en el podio, ganando carreras en las que anteriormente habían sido un desastre. Es cierto: cometí algunos errores y la Ducati no fue tan competitiva al principio”.
Andrea Dovizioso está seguro que la fase de crecimiento de él y su Ducati no ha tocado techo. “Porque el límite no existe. Y la palabra ‘imposible’ fue inventada por un maestro perezoso. Aprendí que cuando crees que has hecho todo lo que puedes, es hora de presionar “.
Si la voluntad y la determinación están muy bien, pero con Marc Márquez en escena parece que al final siempre es inútil. “Uno tan psicológicamente fuerte podría destruirte, pero en mi caso no hay frustración. Marc tiene cualidades que nadie más tiene, es un fenómeno. Pero esto no significa que sea imbatible. Quizás seamos inferior a él en algunos aspectos, pero he terminado por delante de él en varias ocasiones… en 2019 podré volver a hacerlo. Lo importante es creer en ello, todos los días, todas las carreras, todos los años”.